sábado, 19 de abril de 2008

MIKE TYSON




Mike Tyson

Tyson llegó al boxeo en el momento más televisivo, en el momento en el que había un mayor vacío en los pesos pesados. Desde la retirada de Ali no había llegado ninguna figura que ocupara el lugar mágico de rey de los pesados. De hecho, el interés del público había ido desapareciendo y se fomentaban grandes boxeadores de otras categorías. Era el momento de figuras excepcionales, mitos como Chávez, Leonard, Hagler… pero “Iron” Mike dio un giro a todo aquello.
El impacto visual de Tyson era proporcionalmente poderoso a su pegada. Sin ningún otro recurso y con un aspecto espartano(de riguroso negro, incluso sin calcetines- como los clásicos) chocaba con el colorido de la época. Su mirada, su cuerpo, sus escasas palabras eran, cuando menos, impactantes. Hablaba poco pero cuando lo hacía soltaba lindezas como “me gustaría saber que se siente al incrustar el hueso de la nariz en el cerebro de alguien”.

La historia de la infancia de Tyson ya la habéis leído, seguro. Nace donde lo hacen muchas leyendas modernas, en los suburbios de Nueva York. No conoce a su padre, quien abandona a su madre y sus hermanos siendo él muy pequeño. La familia se traslada a Brownsville, en Brooklyn. Uno de los peores ghettos, conocido con el sobrenombre de Gunsmoke, por el humo de pistolas tan frecuente. Asesinatos, traficantes, bandas… lo peor. Es fácil, así pues, achacar a este entorno todo lo que Tyson fue. Tímido , con escasas luces, huraño… encontró en la crianza de palomas su mejor hobby. Con diez años vio a un niño acuchillar a un palomo, la paliza que le dio lo llevó al hospital. Mike había encontrado un camino para hacerse respetar.

Como tantos otros de los personajes sobre los que he ido escribiendo, Mike se hizo un habitual de las comisarías y acabó con sus huesos en un reformatorio. Allí un tal Stewar le enseño los rudimentos del boxeo. Aunque su cintura era un tronco y sus piernas dos estacas clavadas al suelo, su pegada…. su pegada era de hierro. El siguiente paso fue conocer a Cus D´amato, de quien ya habíamos hablado en el artículo de Floyd Patterson. D´amato acogió al chico y se convirtió en su manager, su amigo, su padre …
La carrera de Tyson comenzaba a arrancar. Por aquel entonces ya había tenido serios problemas con las mujeres, había sido acusado de violar a una adolescente.
Su carrera amateur fue efímera. 21 peleas y una derrota contra Tillman. Una derrota que le cerró las puertas a los JJOO de Los Angeles. Tras aquella derrota se rompió una mano desahogándose contra un árbol. Su paso a los profesionales era obligado.
Su ascenso fue meteórico. K.O. tras K.O, casi todos ellos en los primeros segundos del primer asalto. Era la nueva maravilla, el chico del momento. La expectación fue creciendo, un murmullo general que hablaba de la nueva figura del boxeo. Con 20 años se convertiría en el campeón más joven de la historia al derrotar de manera grotesca e incontestable a Trevor Berbick (quien recientemente ha fallecido victima de un hachazo en la cabeza)


Después todo siguió igual. Unificó el reinado aplastando a todo aquel que se le ponía por delante. Algún grande como Spinks o el británico Bruno fueron privados de las mieles del éxito al encontrarse en el camino de esta bestia. Nadie dudaba de Tyson; era un torbellino, imposible verle perder. Jamás había estado ni cerca de besar el ring. Todo el mundo lo creía hasta el propio Tyson y en una pelea en Tokio se enfrentó a un semi-desconocido Buster Douglas. Corría el año 90 y Tyson, victima de si mismo, con una vida desordenada, una tormentosa boda con la actriz Robin Givens, vio como una combinación de Douglas lo llevaba al suelo. Parecía increíble, pero Tyson había perdido.
La muerte de D´amato le llevó al vacio más profundo. Su unión posterior con el cáncer del boxeo, Don King, no ayudó nada a este muñeco roto.
Luego llegaría sus dos combates con Holyfield y con el británico Lenox Lewis . Sin lugar a dudas los dos grandes momentos de la historia del boxeo que me ha tocado vivir han sido esos combates, especialmente los de Holyfield. Estos combates y todo lo que generaron a su alrededor fueron los que me engancharon definitivamente a este deporte. Los grandes recuerdos que tengo de ellos son imborrables. La memoría histórica recordará el mordisco de Tyson, nadie hablará del juego sucio que Holyfield empleó durante toda la pelea, los cabezazos que le propinaba cada vez que se acercaba y los golpes bajos, no obstante, el mordisco pasará a la historia negra de este deporte, ya bastante turbulento de por si. Holyfield saldría vencedor de aquellas dos mágicas noches de boxeo y Tyson nunca volvería a ser el mismo.
En medio de todo aquello estuvo su paso por la cárcel, numerosos altercados, múltiples tatuajes y una cantidad de chorradas enormes. Dice haber leído a Troski, Nietzsche y Marx. La imagen de Mao le acompaña en forma de tatuaje. Se convirió al islamismo….su carrera acabó sin acabar. Peleas inútiles, intentos en vano de volver, muchos dolares perdidos por el camino.
La historia de Iron Mike es la paradigmática del muñeco roto, utilizado y destrozado por todo el mundo.


Y así acabo con mi serie de boxeo. Me dejo en el tintero a Ali(porque a quien le interese, insisto, deberá ver el fabuloso “When we were Kings”) y el propio Holyfield, quien nunca me calló muy bien, y al que pese a unificar el titulo por tres veces, no considero a la altura de estos.


Tyson vs Berbick (impresionante el final, ver como se cae Berbick)


Ñam,Ñam



Un video muy chulo de algunos de sus KO

1 comentario:

Planta en un tiesto dijo...

La gran serie de la suegra se ha acabado. A pesar de que el tema a priori no era de mi gusto, reconozco que me ha enganchado y llevado a reconocer cierta épica en este deporte. Me ha recordado mis épocas mozas jugado en recreativa al "punch-out":

http://es.youtube.com/watch?v=QYR_acwm0VQ