miércoles, 18 de febrero de 2009

Norton I: Emperador de los Estados Unidos

El 17 de Septiembre de 1859, varios periódicos de San Francisco se hicieron eco de la siguiente solemne proclamación:



"Ante la perentoria petición de la gran mayoría de los ciudadanos de estos Estados Unidos, yo, Joshua Norton, anteriormente de Algoa Bay, Cabo de Buena Esperanza, y ahora y por los últimos nueve años y diez meses de San Francisco, California, me declaro y proclamo a mi mismo como Emperador de estos Estados Unidos, y en virtud de la autoridad en mi investida, por este medio ordeno y conmino a los representantes de los diferentes Estados de la Unión a reunirse en el Music Hall de esta ciudad el próximo día 1 de Febrero con el propósito de hacer las alteraciones pertinentes a las leyes existentes de la Unión para aliviar los males bajo los que nuestro país labora, ayudando así a generar confianza, aquí y en el extranjero, en nuestra estabilidad e integridad.

NORTON I, Emperador de los Estados Unidos"



Con esta declaración, comenzó el reinado de Norton I, el primer Emperador de la historia de los Estados Unidos, que reinó sin disputa durante un periodo de 21 años.

La historia del Emperador Norton se remonta bastantes años atrás, al otro lado del océano, en otros continentes, Europa, y África. Nacido en Inglaterra a comienzos del siglo XIX, el lugar y la fecha exactas de su nacimiento se han perdido en el olvido. Con tan solo dos años de edad se trasladó con su familia a Sudáfrica. No fue hasta el año 1849 cuando finalmente llegó a la tierra que le vería reinar, San Francisco.

Tras recibir la herencia de su padre consistente en una cuantiosa suma de dinero para la época, el que llegaría a ser Emperador invirtió en el mercado del arroz, aprovechando la prohibición de China de exportar este producto debido a una gran hambruna, lo que causó un gran aumento en sus precios. Tras una serie de desdichados acontecimientos, propios de un mercado especulador, el precio del arroz cayó drásticamente, dejando al futuro Emperador en la ruina, y enfrentado a varios litigios judiciales entre 1853 y 1857. Tuvo que declararse en bancarrota en el año 1858, y partió a un exilio auto impuesto. Tan solo un año más tarde regresaría a la ciudad que vio su ruina económica, pero que también sería testigo de su momento de mayor gloria, y donde residiría durante los veintiún años de su mandato.

Su reinado comenzó, como ya hemos visto, 17 de Septiembre de 1859. A lo largo y ancho de su reinado, Norton publicó diferentes decretos y edictos con diversas proclamaciones dirigidas al sistema político, militar y judicial de los Estados Unidos. El 12 de Octubre de 1859 los periódicos de San Francisco publicaron un decreto en donde se declaraba la disolución del congreso de los Estados Unidos debido a su flagrante corrupción, la continua violencia en el país debido a las facciones políticas, y la falta de seguridad del ciudadano que no tiene derechos que le deberían ser garantizados. El Congreso rehusó acatar las órdenes. Debido a ello, el Emperador se vio obligado a redactar la siguiente proclamación:


"En vista de que un grupo de hombres que se llaman a sí mismos Congreso están ejerciendo en este momento en la ciudad de Washington, violando el edicto imperial del 12 de Octubre, donde se declaraba abolido Se le ordena al comandante en jefe de las fuerzas militares, general Scott al momento de terminado este decreto, al mando de las fuerzas necesarias desalojar las salas del Congreso."


El general Scott renunció a tomar tales acciones.

Un hombre de menor talla quizás hubiese sido vencido por el desánimo, pero el Emperador Norton prosiguió su batalla contra el gobierno rebelde, si bien, a lo largo de los años, sus diferentes edictos vienen a reconocer, de una manera implícita, si bien a regañadientes, la existencia del gobierno rebelde. No por ello cesaron las declaraciones y edictos: en 1869 abolió el partido Demócrata y Republicano. En 1872 publicó una famosa orden:


“Cualquiera que tras ser advertido al respecto fuese oído pronunciando la abominable palabra “Frisco” [abreviatura de “San Francisco” pasada de moda], sin razón lingüística o de otra índole, será declarado culpable de conducta inapropiada, y deberá pagar al Tesoro Imperial como multa la suma de veinticinco dólares”


Muchos se rieron de sus edictos, burlándose de ellos. Sin embargo, el Emperador Norton hizo gala de una mente adelantada a su tiempo. En uno de sus decretos instó a todos los países a la formación de una Sociedad de Naciones, que finalmente, tras ser desoídas sus sugerencias, fue creada años tras su muerte, en 1919, siendo la precursora de las actuales Naciones Unidas. En otro de sus decretos especialmente celebrado ordenaba la construcción de un puente suspendido que conectase Oakland y San Francisco. Dicha petición sería de nuevo desoída, con gran enfado del Emperador, y llevada a cabo sin concedérsele merito alguno entre 1933 y 1936.

El Emperador Norton vivió a lo largo de toda la vida en la ruina. Nunca tuvo posesiones y vivía de los pocos impuestos que le cobraba a sus súbditos. En ocasiones, para pagar alguna deuda, imprimía su propio dinero, en cantidades que variaban entre los 50 centavos y los 10 dólares. La gran mayoría de los establecimientos aceptaban el dinero del Emperador. Sin embargo, por regla general, al Emperador no se le hacía pagar en los restaurantes, siendo invitado incluso en los más prestigiosos lugares. En reconocimiento de su trato, el Emperador consentía en colocar una placa en el exterior de los restaurantes en la que se podía leer “por nombramiento de su Majestad Imperial, Norton I Emperador de los Estados Unidos”. Tales placas suponían un gran reconocimiento. Siempre gozó de un gran reconocimiento público: en el censo municipal de San Francisco, donde constaba el nombre y profesión de cada ciudadano, bajo el nombre de Norton figuraba su ocupación: “Emperador”.

El traje del Emperador, con el que se le podía ver pasear por las calles de San Francisco, consistía en un uniforme azul del ejército de los Estados Unidos, con adornos dorados. Portaba sombrero de copa, decorado con una larga pluma de pavo real. Cuando su uniforme terminó raído por el uso, el ayuntamiento de San Francisco le proporcionó uno nuevo, acorde a su estatus real. En agradecimiento, el Emperador nombró a los miembros del consistorio miembros de la nobleza a perpetuidad.

La figura del Emperador de los Estados Unidos era enormemente respetada, y Norton, consciente de su posición, desempeñó a lo largo de su mandato los deberes que su condición real le requerían. Examinaba el estado de las aceras, y de los tranvías, buscando posibles desperfectos. También comprobaba el aspecto y el arreglo de la vestimenta de los policías.

Como Emperador, también tuvo que hacer uso de la diplomacia: en las décadas de los 60 y 70 en San Francisco, se produjeron graves disturbios raciales contra los inmigrantes chinos en los barrios más pobres de la ciudad, habiendo incluso muertes. En uno de esos disturbios, el Emperador se colocó entre los agresores y sus victimas chinas, y comenzó a recitar el Padrenuestro con la cabeza agachada, hasta que ambas partes se dispersaron sin violencia.

En 1867 un agente de policía arrestó al Emperador bajo el cargo de locura, y la policía trató de internarlo en una institución mental. Al día siguiente miles de cartas llegaron a los periódicos locales indignados por tal detención, al igual que los editoriales de los mismos. En breve, el jefe de policía de la ciudad liberó al Emperador, ofreciendo además una disculpa pública formal. En sus propias palabras, el Emperador

“no ha derramado sangre; ni robado a nadie; ni expoliado ningún país; que es más de lo que puede decirse de sus colegas, los reyes”

Tras este incidente, el Emperador fue lo suficientemente magnánimo para conceder el perdón imperial al oficial que lo detuvo. Después del mismo, todos los agentes de policía hacían el saludo oficial al pasar al lado del Emperador.

El 8 de Enero de 1880, cuando se dirigía a una conferencia en el Museo de Ciencia de California, bajo la lluvia, el Emperador se desplomó sobre la acera. Un policía se percató inmediatamente de ello, y solicitó al instante un carruaje para trasladarlo al hospital, pero Norton murió antes de que pudiera llegar. Al día siguiente el San Francisco Chronicle publicó en primera plana la esquela del Emperador, bajo grandes letras: “LE ROI EST MORT”.

El funeral del Emperador discurrió por las calles de San Francisco. Lo acompaño un cortejo fúnebre de más de 3 kilómetros. Unas 30.000 personas asistieron a presentar sus respetos ante su ataúd.


Fue el primer y último Emperador de la historia de los Estados Unidos.

9 comentarios:

EL OBISPO dijo...

Muy bueno. Aunque se desprende que lo tomaban un poco por el pito del sereno.
Curiosamente, teniendo cierta relación con esto, ayer estuve leyendo un reportaje sobre los diez presidentes americanos. La mayoría eran de esta época.(uno de ellos eran Chester Arthur, recordado por su aparición como presidente nº21 e Instituto en La jungla 3)

Jesús dijo...

Que individuo mas loco, lastima que no se haya hecho una película. Yo también estoy por declararme emperador del mundo.
Como primera medida te nombro Papa.

Anónimo dijo...

Bien hallado seas... Aspiro al papado y algún día lo conseguiré. Temedme!

Anónimo dijo...

Espléndido. Adelantado a su época, visionario, fustigador de corruptos, tomado por demente, justo y magnánimo, educado y generoso, me recuerda a un denostado miembro de este blog, siempre atacado y perseguido.

Anónimo dijo...

Mmmm...me pregunto quién habrá escrito este anónimo comentario...

EL OBISPO dijo...

Esa dialectica apesta a manubrio

Ronin dijo...

Conoci esta historia en el brillantisimo "The Sandman" de Neil Gaiman. Curioso pero cierto y la realidad supera siempre a la ficción. Adorables locos.

Anónimo dijo...

ei, yo no he escrito nada, siempre pongo mi firma!!!!!

EL OBISPO dijo...

1º- el manubrio dice aquello de "yo si soy el manubrio"

2º- Ronnin nos ha revelado la fuente de conocimiento de la planta, lectora(en su tiempo de no-wow) de Sadman.