jueves, 15 de abril de 2010

Reflexiones en la cumbre (parte 3 - planta)


Comentario de la Planta, sin afiliación alguna con los dos posts anteriores.

Pues sí Obispo, ya somos dos a los que ciertos aspectos de este país nos dan arcadas. Aun así, me niego a caer en la perspectiva de quien reniega de todo, y manda todo a tomar por culo, porque creo que muchas cosas merecen ser salvadas, no por caer en un malentendido orgullo nacional, porque yo con las banderas española y gallega me limpio el ojete, sino porque cuesta apreciar el valor de algo hasta que notas su ausencia. Por eso valoramos tanto la paz cuando hay guerra y el tiempo libre cuando no lo tenemos.

Un país es lo que decide ser. Ahora bien, tras esta frase tan estúpida y vacía viene la reflexión. ¿Significa que la corrupción, la telebasura, la desmemoria... son producto de la gente de este país? Sí, son un buen reflejo de ella. Me hace gracia cuando los tres típicos gafapastas con un libro de diseño gráfico debajo del brazo se meten en "A Reixa" a liar porros y a mofarse de los retrogrados fascistas ignorantes que tal y cual, cuando son ellos los que son minoría, una escoria tan grande como el que más. O los que se escandalizan cuando el PP gana las elecciones y dice "me quiero ir del país, que vergüenza". Pues no sé si habéis bajado al bar de la esquina alguna vez, pero en él no se habla de la última novela de Paul Auster, o de las implicaciones morales de las construcciones de los asentamientos judíos en Gaza. No, allí se habla de fútbol, de que Zapatero es un hijo de puta, de que la sanidad va mal y que el problema vasco se arreglaba con 150 soldados con metralletas. Esta es la base social de este país. Lo demás son monstruos extraordinarios.

Los males de este país se asientan sobre los siguientes pilares fundamentales:


  • Cainitismo

Este es el país del hermano contra hermano, del blanco contra negro, del rojo contra el facha, del Madrid contra el Barça, del nacionalista contra el más nacionalista todavía, del de pueblo de mierda A contra pueblo de mierda B. Que sí esto es por la guerra civil o porque está enraizado en los orígenes más ancestrales del ser íbero, pues vete tú a saber. Pero esta es la manera en la que se comporta todo dios.

En el bar, hablando de política, interviene el camarero para que no haya hostias. En la clase, el profesor de matemática te dice "joder, como venís de primaria, ¿qué profesores de mierda teníais?". El fontanero te ve la instalación y te dice "el que vino antes lo dejó fatal, que chapuzas". En el fútbol, cualquier explicación es superflua, gentuza que se abre la cabeza por... ¿por qué? El deporte nacional no es el fútbol: es rajar. Unid esto a la desmemoria, y tenemos un cóctel precioso.

  • Institucionalización de la chapuza

Quizás la principal razón por la cual nunca estaremos a la altura de rendimiento del resto de países de Europa y del mundo por ende, con la noble excepción de Grecia e Italia, que compiten con nosotros en este aspecto de igual a igual. La concepción del trabajo bien hecho hace tiempo que dejó de existir, e incluso, mejor aun, cualquier pretensión de ello. Por lo general la vida nos ha enseñado a hacerlo todo lo más rápido posible, lo menos costosamente posible en términos económicos y de esfuerzo, y que dure unos años, meses, días... que ya lo arreglará otro. Que vendrá y dirá: "el que vino antes... menudo chapuzas".

Esto es tremendamente destructivo porque impide cualquier tipo de avance serio del país. Atención: chapuzas hay en todas partes. Lo que no hay en todas partes es su institucionalización. Es algo normal y aceptado. Además nos da una oportunidad de practicar el cainitismo. Cuando vas al urgencias, y esperas 4 horas, ¿te extraña? No, ya lo tienes asumido. Luego rajas un poco, y se te pasa el enfado. Cuando te viene el obrero a casa, ¿acaso no tienes que estar detrás de él para que te lo deje todo pulcro y cuidado? Cuando te rellenan mal un papel en administración, ¿montas un pitostio o vas resignado a que te lo cambien y aguantas su mala cara, no sea que decidan darte por culo con la burocracia? Así somos.


  • Desapego de la clase política

Hace una década, más incluso, que a la gente de a pie le ha dejado de importar los políticos tres cojones. ¿Cuantas veces a lo largo del año escuchamos la emética frase "es que son todos iguales"? NO, no son todos iguales. Todo el mundo reniega de la política, y habla pestes de ellos. Aquí todo dios "pasa de política", hasta que surge el debate de la semana sobre si los fetos no-natos tienen derecho de voto por correo, o sí el alcalde de ulan bator de arriba llamó guarra a una concejala y no le dan de baja del partido. Entonces todo el mundo rápidamente cierra trincheras, y ¡oh milagro! los descreídos de la política defienden a corruptos, maltratadores, prevaricadores, nepotistas con las razones más peregrinas, del bando que les ha tocado en suerte por código genético o escuela laica/de curas.

Lo más gracioso es comprobar como, a pesar de que la mayoría de la gente piensa que todos son unos hijos de puta, en el fondo reflejan excepcionalmente bien como es el español medio: aprovechado, pícaro, chapuzero, que no se toma las cosas demasiado en serio (para bien y para mal) e incapaz de desaprovechar la oportunidad de aprovecharse. Visto como son, es normal que la gente los odie tanto, con el odio que solo se le puede profesar al propio reflejo de uno, al hermano.

  • Desprestigio de la educación

De un tiempo a esta parte, el saber no vale una mierda. Sea por la basura que traga la gente por televisión, o el pensamiento único que se impone cada día por prensa, radio o lo que sea, asistimos al triunfo de gente inculta, gañana, palurda y desinformada. Una de las cosas que más que sacan de mis casillas es la banalización de la falta de cultura, y, sobre todo, el orgullo o el chiste que provoca la ignorancia. El video del obispo sobre la fulana esa cuyo nombre no voy a teclear, es un buen ejemplo. También es un buen ejemplo ver los debates sobre fútbol y las carcajadas que se echan cuando demuestran su estulticia.

Esto se puede ver diáfanamente en el lenguaje de la gente. ¿Por qué habla mejor un campesino de El Salvador que yo, que tengo estudios universitarios? Porque al lenguaje allí se le asigna un valor cultural, un prestigio social, y un orgullo. Aquí pronuncias los grupos silábicos "-ado, -edo, -ido" o hablas con tiempos compuestos y eres un pomposo arrogante. Cuando los dos líderes políticos de este país hablan de una manera tan pésima que deberían enviar a ambos a tres logopedas cada uno, esto habla por si solo. No menciono la televisión y cualquier tipo de debate en ella por superfluo.

Dentro de la educación, también va incluido el comportamiento. Noticia de última hora: la gente es una maleducada. Los viejos se te cuelan en el super, los burócratas parece que estuvieran constantemente estreñidos, y no te metas en el coche un día en hora punta. Cualquier miembro del blog en servicio activo de enseñanza quizás pueda hablarnos del comportamiento de sus queridos alumnos, a ver que tal se comportan, replicando los comportamientos de sus padres. El gran debate: ¿está el colegio para enseñar, o para educar? Pues bien, al niño, que lo eduquen en su puta casa, a ver si el profesor es su padre. Pues aun tiene cojones que los padres protestarán porque en el colegio no se les enseña lo suficiente a los niños y hay mucho fracaso escolar.





Pero estos comentarios son excesivamente vitriólicos. Como dije al principio, no se puede entender algo hasta que falta. Y os voy a decir una cosa: echo de menos España. O Galicia. O Santiago. Lo que sea. A un nivel básico, compartimos una serie de valores muy concretos (dicho de otro modo, elegimos asignarles importancia) que el resto de países no. Esto esta disociado (o no) de todas las lindezas que acabo de decir. En ese maldito país damos valor a la alimentación. En ese maldito país damos valor a las relaciones sociales y procuramos cuidarlas. Es ese maldito país damos valor al ocio y a la diversión. En ese maldito país vemos el trabajo como algo para vivir, y no la vida como algo para trabajar. En ese maldito país sabemos reírnos de nosotros mismos, y no montamos en cólera cuando un capullo escribe un post en un blog cagandose en este país.

Por todas estas razones, honestamente, me siento tremendamente afortunado de nacer donde he nacido, de conocer a la gente que conozco, de tener educación y quien me la ha podido proporcionar, de haber leído libros y visto mundo para poder comparar, y de valorar las cosas que valoro. Pero no me hago la ilusión, ni soy tan arrogante de creer, que todo el mundo sea un palurdo por no haber tenido estas oportunidades ni por no pensar como yo. Si no lo puedo arreglar, no me voy a preocupar. Si lo puedo arreglar, tampoco (aunque, por desgracia, no es el caso).

7 comentarios:

3872 Orcos dijo...

Non sei que máis añadir, que ben expandíchedes a idea: "España apesta pero outros paises son unha grande merda". Ademais, a pesares do quencemento global ou enfriamento conseguinte, Galicia atópase nun lugar privilexiado onde manterá o seu clima moderado, húmido e chuvioso ¡xa lles molaría a outros!

EL OBISPO dijo...

Triste es decir: me mola haber nacido donde nací porque hay sitios peores.

manubrio dijo...

os equivocáis orcos y obispo, nosotros somos de "las pistas"

manubrio dijo...

qué gran post, y cuanta razón en todo lo que dices (por cierto, ayer se me coló una vieja en la cola del pan, pero me impuse y le dí en los dientes). Me quedo con ese hermoso final que vale más que todos los puñeteros libros, poemas y artí culos de periódico que ensalzan la gran España. Un post que pasa de atrabiliario a lacrimógeno en pocos párrafos, moi ben!

EL OBISPO dijo...

Tengo que hacer una breve descripción de mi situación física actual para presentar mi respuesta con la justicia que se merece.
Estoy sentado frente al ordenador, espalda recta y cara de muy mala hostia, ceño fruncido y múltiples arrugas en el entrecejo(muy interesantes y ciertamente eróticas) Cierto es que no necesito gafas,mas para la ocasión, me he acercado a una óptica y me he comprado unas bien varoniles; ni de pasta, ni de esa mariconadas que hay ahora. Además he perfilado mi mandíbula, ahora parezco un superhéroe de la DC. POr supuesto, me he afeitado la cabeza, luciendo una estupenda calva y fumo en pipa(si, molesto a todo el mundo, pero noto como me miran, a partes iguales con miedo y admiración)

Y ahora, elevando mi dedo índice a la altura apropiada para aquel que pretende sentar cátedra, digo en voz alta a la vez que escribo...

Realmente, y aún estando vagamente de acuerdo con lo que dice la planta, no puedo sino reirme de su buen corazón. Cruzando dos palabras con el hombre medio uno se da cuenta que no recibió la educación que tu has recibido, que no tiene la cultura mínima para un homínido y lo que es peor, que carece de escrúpulos, corazón y razocinio.
El español medio, por desgracia está más cerca de aquello que veíamos en el vídeo de las hurdes que el cosmopolita y avanzado que creemos. Y el cosmopolita es un gañán con traje de emidio tucci, nada más.
De verdad que durante mucho tiempo he mantenido eso de que odio a la gente, que son estúpidos y que el fuego purificador resulta ser la única solución. Ahora lo creo más que nunca. La gente es estúpida, pero lo creo más firmemente.
En otros lados... pues ahi si que me da un poco igual.
Y para finalizar, yo también me alegro de haber nacido en donde nací: ¿el deporte nacional no era rajar?

Planta dijo...

Bueno, al menos me quedo con la parte de que tengo buen corazón. Con eso, y con esa gran descripción de tu porte, de héroe clásico, cuyo superpoder es rajar de todo dios con gran ironía (hay quien diría incluso cinismo, pero no seré yo quien lo haga porque ese tema está cerrado, creo)

obispo misero dijo...

Jajajjaja....me encanta la mención del cinismo!!!