sábado, 19 de junio de 2010

Carl Sagan y el Voyager



Sin abandonar el tema de Carl Sagan:

Las naves espaciales «VOYAGER» viajan con destino a las estrellas. Se hallan en trayectorias de escape del sistema solar, surcando el espacio a razón de casi un millón seiscientos mil kilómetros diarios. Los campos gravitatorios de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno las han impulsado a velocidades tan altas que han roto los vínculos que en otro tiempo los unían con el Sol.

[...]

Luego, por fin, completando su largo adiós al sistema solar, liberándose del yugo gravitatorio que los había mantenido encadenados al Sol, los Voyager llegarán al mar abierto del espacio interestelar. Solamente entonces dará comienzo la Fase Dos de su misión.

Con sus transmisores de radio fallecidos mucho tiempo atrás, las naves deambularán durante incontables años por la tranquila y fría negrura del espacio interestelar, donde no hay prácticamente nada que pueda erosionarlas. Una vez abandonado el sistema solar, permanecerán intactas durante mil millones de años o más, circunnavegando el centro de la galaxia Vía Láctea.

No sabemos si existen en la Vía Láctea otras civilizaciones que naveguen por el espacio. Si las hay, no sabemos cuántas son, ni mucho menos dónde se encuentran. Pero existe al menos una posibilidad de que, en algún momento del futuro remoto, uno de los Voyager sea interceptado y examinado por alguna nave extraterrestre.

En consecuencia, cuando los Voyager partieron de la Tierra con rumbo a los planetas y las estrellas, se llevaron consigo un disco fonográfico recubierto de oro, protegido por una reluciente funda de oro, que contenía entre otras cosas; saludos en 59 idiomas humanos y en un lenguaje de ballenas; un ensayo evolutivo en audio, de doce minutos de duración, sobre «los sonidos de la Tierra», que incluye un beso, el llanto de un bebé y el registro de un electroencefalograma con las reflexiones de una joven enamorada; 116 imágenes codificadas sobre nuestra ciencia, nuestra civilización y nosotros mismos; y también noventa minutos de la mejor música del mundo —de Oriente y Occidente, clásica y folk, incluyendo un canto nocturno de los navajos, un shakuhachi japonés, una canción de iniciación de una niña pigmeo, una canción de boda peruana, una composición china de tres mil años de antigüedad para quin titulada Corrientes que fluyen, Bach, Beethoven, Mozart, Stravinsky, Louis Armstrong, Blind Willie Johnson y el Johnny B. Goode de Chuck Berry.

El espacio está casi vacío. No existe virtualmente ninguna posibilidad de que uno de los Voyager penetre alguna vez en otro sistema solar, y ello es cierto incluso en el caso de que cada estrella del firmamento vaya acompañada de planetas. Las instrucciones en las fundas de los discos, escritas en lo que consideramos jeroglíficos científicos fácilmente comprensibles, podrán ser leídas y entendidos los contenidos del disco, solamente si seres extraterrestres en algún momento del futuro remoto encuentran un Voyager en las profundidades del espacio interestelar. Y dado que los Voyager estarán dando vueltas por el centro de la galaxia Vía Láctea para siempre, queda muchísimo tiempo para que los discos puedan ser hallados, si es que hay alguien ahí afuera para efectuar el descubrimiento.

No podemos saber hasta qué punto comprenderían los discos. A buen seguro los saludos les resultarán indescifrables, aunque puede que no la intención que entrañan. (Pensamos que habría sido de mala educación no decir hola.) Es probable que los hipotéticos extraterrestres sean muy diferentes a nosotros, al haber evolucionado de forma independiente en otro mundo. ¿Seguro que podrán entender algo de nuestro mensaje? Pero cada vez que me asalta esa preocupación me tranquilizo; sea cual sea el grado de incomprensividad del disco de los Voyager, cualquier nave extraterrestre que lo encuentre dispondrá de otros elementos para juzgarnos. Cada Voyager constituye un mensaje en sí mismo. Con su finalidad de exploración, la elevada ambición de sus objetivos, su total ausencia de intención de causar daño y la brillantez de su diseño y funcionamiento, esos robots hablan elocuentemente en nuestro favor.

Siendo científicos e ingenieros mucho más avanzados que nosotros —pues de otro modo nunca habrían sido capaces de hallar y recoger las diminutas y silenciosas naves en el espacio interestelar—, quizá los extraterrestres no tendrían dificultad en descifrar lo que llevan codificado esos discos de oro. Puede que reconocieran el carácter experimental de nuestra sociedad, el desajuste entre nuestra tecnología y nuestra sabiduría. Y se preguntarían, tal vez, si nos hemos destruido ya a nosotros mismos desde que lanzamos los Voyager o si, por el contrario, hemos avanzado hacia una mayor sofisticación.

Cabe también la posibilidad de que los Voyager nunca lleguen a ser interceptados. Quizá en cinco mil millones de años nadie se los encuentre. Cinco mil millones de años es mucho tiempo. En ese plazo todos los humanos se habrán extinguido o habrán evolucionado hacia seres diferentes, ninguno de nuestros artefactos habrá sobrevivido sobre la Tierra, los continentes se habrán alterado hasta quedar irreconocibles o habrán quedado destruidos, y la evolución del Sol habrá reducido nuestro planeta a cenizas o lo habrá transformado en un remolino de átomos.

Lejos de casa, inalterados por tan remotos acontecimientos, los Voyager, portadores de la memoria de un mundo ya extinguido, continuarán navegando por el espacio.


Carl Sagan, "Un punto azul palido". Planeta, pp. 93-95

3 comentarios:

Johnny B. Goode dijo...

bonita poesía esta... pero! qué digo! no me gusta la poesía! aborrezco la poesía, y, mucho más a los poetas! y, ahora que lo pienso, no sé bien a quien destesto más, al poeta o al lector del poeta!

EL OBISPO dijo...

Interesante refelexión del señor goode. Se me saltan las lágrimas al leerlo.

En cuatno al voayager, joer, creo que lo más factible, de ser interceptados es que sea el propio hombre quien, dentro de miles de años, lo haga sin pretenderlo y sin "recordar" que él lo había enviado allí.

No obstante, jamás será interceptado.

Esta es una misión(que ha reportado datos interesantes, y fotografías preciosas) pero cuya última fase es realmente inútil pero con un aire aventurero al que dudo, nadie pueda resistirse.

Jesús dijo...

No todo es positivo en los Voyager, el plutonio de su pila podría ser perjudicial para el incauto extraterrestre que los encuentre.
Por otro lado, existe la anomalia Pioneer. Otra nave que ya abandono el Sistema Solar y ha visto frenada misteriosamente su velocidad.
Se sospecha de la energia oscura, particulas desconocidas a las que el viento solar no puede barrer.