Nunca me han gustado los vestuarios. Jamás. Además en sus dos vertientes: la de vestuario como santuario impenetrable dentro de un club deportivo, un lugar donde se resuelven todos los problemas; ni el lugar de higiene.
Las razones son varias. Para el primer concepto tengo mis dudas de que sea una buena manera de resolver los problemas. Suele ser, según yo lo veo, origen de mayores problemas; y es que yo no creo en absoluto en que se tengan que decir las cosas a la cara y que no siempre se resuelven los problemas enfrentándote a ellos; este es un defecto propio de los castrones que se dan de bruces una y otra vez con los problemas hasta derribarlos o sucumbir ante ellos. Yo, en mi mezquino entender, creo que la mayoría de los problemas(cuanto más los nimios problemas que puedan surgir en un club deportivo) se pueden resolver con un giro de cintura, un quiebro o regate...dejando pasar el tiempo y muchas veces haciendo oídos sordos.
Pero después está el vestuario como lugar de limpieza e higiene. Nunca me ha gustado, nunca, nunca. Decía Stephen King en un reportaje de la película "El cazador de sueños" que se había centrado en un lugar tenebroso y oscuro donde nunca nadie había penetrado: el cuarto de baño. Allí, decía, ocurren las peores cosas que le suceden al hombre. Allí descubre un bulto, sangre donde no debe haberla, un lunar chungo, allí pasa malos ratos y siempre a solas. Es, en cierto modo, un santuario donde nadie debe compartir nuestras sensaciones. Yo lo creo firmemente. No me gusta que nadie este en el baño cuando yo estoy en él. Ni cuando me lavo los dientes, ni cuando me afeito, ni cuando me estoy secando...mucho menos en otras circunstancias(medusa puede dar fe de ello) Es algo que realmente me irrita.
Bien, pues siempre he esquivado el vestuario, también porque no me gusta esa horrible sensación de ducharte y salir del sitio en cuestión empapado en sudor(si, es posible que se deba a que no me seco bien...pero ¿qué le voy a hacer? soy así)
...pero poderoso señor es Don Dinero. Ahora, a fin de cortar gastos, me cambio y me ducho a diario en el gimnasio. La verdad, como he dicho, siempre he odiado eso, pero desde hoy además tengo miedo.
Señoras, yo me imagino el vestuario femenino de esta guisa: un lugar enmoquetado de rosa y fucsia, donde todas las señoritas lucen un tipazo, caminan de puntillas con lencería de Victoria Secret que ni se ve sudada ni arrugada. Todas están maquilladas y ríen mientras se hacen cosquillas varias con pompas de jabón. Bien, puede que esté un poco lejos de la realidad, pero ahora les voy a explicar como es un vestuario masculino de un gimnasio(abarrotado de gente)
Hay muchos hombres-oso(esto lo dice quien tiene un cuerpecillo bastante peludo pero que palidece ante estos plantígrados) todos están asquerosamente sudados, todos llevan calzoncillos que parecen tener más años que ellos mismos, y que por desgracia muchas veces puedes comprobar como parte del mismo se asoma dentro de una gruta oscura y sinuosa. Son pocos los que, además, creen conveniente quitarse la ropa interior y guardarla en una bolsa. No, la suelen dejar encima del banco.
Una situación tipo es: te sientas en un banco para quitarte los tenis y de repente viene un hombre de unos 250 kilos y 57 años de la ducha. Su única vestimenta son las chanclas. Cierras los ojos y rezas, pero Dios o no existe o no tiene cobertura en el vestuario, y el SER en cuestión tiene la taquilla al lado de la tuya, pero en la parte de abajo, con lo cual se agacha y esa gruta de la que antes hablaba se planta directamente ante tus napias. No hay que pedir perdón por eso: Es un vestuario.
Bueno, me ahorraré inquietantes descripciones sobre comportamientos aberrantes dado que a este blog tienen acceso menores. Pero no me resisto a comentar lo ocurrido en la sauna el día de hoy. Empiezo diciendo que seguramente sea culpa mía(demasiado tiempo en el calor) y también admitiendo que uno de mis pecados sea la exageración a la hora de describir situaciones, pero no en este caso(lo juro-mi mano está en el corazón)
20minutos de sauna son bastantes. Allí, sudando como un pollo. Cabeza gacha, ojos cerrados. Solo en el cubículo del calor. Se abre la puerta. No levanto la cabeza, pero respondiendo a una extraña muestra de cortesía obligada en la sauna, digo "hola" y una voz profunda me responde "hola" Sigo en mi postura, pero noto que quien acaba de entrar no se sienta. Se abre la puerta de nuevo y se repite el ritual. Otra vez y otra. Somos 5 en un espacio muy muy muy pequeño. Aun no he mirado, pero todos están de pie, menos yo. Ahora si. Miro. Son 4 mocetones gordos como peonzas, calvos(o rapados) y con una sonrisilla maléfica(puede que eso sea efecto del calor y que en realidad no se estuvieran riendo) estaban completamente desnudos y con los brazos en jarra, uno de ellos parecía tener una esvástica tatuada a cuchillo en el pecho(esto seguro es cosa del calor...100%seguro) y de repente me empiezo a sentir realmente incómodo. Pero el culmen es cuando entra un quinto calvo-gordo que se pone entre la puerta y yo. Un puto ataque de pánico: me sentí como si fuera Tim Robins en "cadena perpétua" ...pero para no dejar claro que estaba acojonado... esperé un minutillo y me fui como un verdadero hombre, o casi.
Me duché, me sequé mal, salí sudado... y ahorrando el dinero del agua en casa.
martes, 4 de mayo de 2010
El vestuario
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3 comentarios:
Joder, menuda historia. No querría estar yo en una sauna con 5 neonazis en pelotas a los que evidentemente tu presencia les incomodaba. Al menos he descubierto que los nazis también se lavan, cosa curiosa. A menos que no fuese neonazis y fuesen gays, en cuyo caso tu presencia no les incomodaría tanto, o sí.
En todo caso, cierto es que los vestuarios son sitios algo sórdidos, pero no negaré que hay algo de exaltación de la virilidad en el hecho de poder en una habitación rodeado de 20 tíos en pelotas exhibiendo sus encantos y saber en lo más profundo de tu ser lo afortunado que eres de ser heterosexual.
Guau, como molan los vestuarios... esos lugares llenos de romanticismo viril, donde cualquier cosa puede suceder y no será sexual, donde puedes expresar tu verdadero yo al lado de otros hombres de pelo en pecho que no ocultan nada de su verdadero "su".
Ademas, los vestuarios tienen una pirólisis del copón, la unica habitación que se limpia sola. La mierda, yo creo, va empujando y dejando sitio a otra mierda, echando completamente a la primera... bien, esta es una teoría que vengo comprobando en Cia, que nunca parece más sucio que el día anterior, pero dudo, y lo dudo mucho, que alguien ahí limpie en algún momento del año.
Interesante teoría...
Además, tengo que añadir que en el veestuario de un gimnasio toooooodos andan como si fueran nuestro E.P.I en plena etapa de apareamiento, esto es: ¡non quepo, non quepo! brazos encurasanados(en forma de croissant) y pecho para fuera. Da igual que tu aspecto sea ridiculo, debes andar así o tu virilidad quedará por los suelos.
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