Arguiñano se indigna

Joder, que país. Últimamente ya ni veo los informativos porque me amargan las comidas. Prefiero ver los Simpsons y echarme unas risas con la enésima reposición de quién disparó al Sr. Burns (spoiler alert: fue Maggie). La información la consigo de diversos periódicos online de derechas e izquierdas que por lo menos tienen la decencia de, justo a continuación de explicarte que en Bankia hacen falta 20.000 millones de euros (más del doble de los recortes en sanidad y educación), no hacerte tragar una "noticia" de mierda consistente en un video sacado de youtube en el que unos bomberos salvan a un jodido caballo que se cayó por un pozo en Ulan Bator.

La prueba de que la gente (si, esa misma gente que todos en el fondo de nuestros corazones odiamos) está hasta los putos cojones de absolutamente todo lo relacionado con la coyuntura por la que atravesamos, situación que no creamos ninguno de nosotros, de la que ninguno de nosotros sacó beneficios en la época del despilfarro y del champán, pero que ahora parece ser que es consecuencia de "vivir por encima de nuestras posibilidades" o cuya solución pasa por "arrimar el hombro y apretarse el cinturón" (y el recto, añado yo), es que hasta medios y personas en general de las dos Españas con posturas ya no antagónicas sino enfrentadas se ponen de acuerdo en el mensaje de fondo. Joder, hoy he visto por la tarde un programa en Intereconomía de estos en los que sueltan habitualmente varias perlas que bordean, cuando no tocan, la difamación o lo punible, como se cagaban el rescate público a la banca y echaban la cuenta de cuanto nos toca por españolito a pagar (mil y pico, contando con menores de edad), siguiendo con cifras y con comentarios que bien hubieran podido firmar los indignados esos a los que les dan de hostiejas la nacional o los rojillos del intermedio.

Pero la cosa ya pasa de castaño a oscuro cuando un cocinero televisivo se lanza a una diatriba anticapital mientras prepara una jodida paella en antena. Estamos hablando de un programa, y un formato, que no se presta una mierda a este tipo de comentarios, y cuya audiencia ni los reclama ni, en su mayoría, entiende. Pues bien, la cosa hasta aquí ha llegado. Y se nota la indignación al ver el vídeo, porque hay motivos, y se siente como propia puesto que no es sino un reflejo de lo que todos sentimos al ver las noticias cada día. Es plantar en campo abonado. Y nunca mejor dicho, porque este país es una puta mierda.