Me gusta El Fugitivo. Me gusta bastante El Fugitivo.
Este año cumple 30 añazos una película a simple vista sencilla y rutinaria pero que enseña, a un ojo atento, varios aciertos que la diferencian y la hacen sobresalir frente otras pelis de su mismo corte.
Pongámonos en situación, estamos a finales de los 70 y un tal Arnold Kopelson es el encargado de ir moviendo un proyecto que traiga de vuelta una serie de mucho éxito de mediados de los años 60. Las andanzas del doctor Richard Kimble habían sido un acontecimiento muy importante en EEUU y ahora este buen hombre tenía entre ceja y ceja convertirlas en una película de éxito.
El proyecto da vueltas y vueltas y suenan actores de todo tipo, Kevin Costner, Adam Baldwin... el caso es que llegamos a principios de los 90 y el elegido es nada más y nada menos que Harrison Ford.
Para la dirección se elige a un semidesconocido, Andrew Davis, y para acompañar a la estrella nos traemos a Tommy Lee Jones, que no era el actor importante que sería después de esta peli y que acababa de hacer de villano(cojonudo) en Alerta Máxima con Davis, Juliane Moore y unas cuantas caras conocidas(Joe Pantoliano es quizás el más famoso). El guión pasa por 50 manos y hay bastantes acreditados, lo cual nos debe hacer reflexionar sobre como hacer que algo tan sencillo como es esta historia pueda funcionar es tremendamente difícil. Es un tema que me apasiona porque vengo defendiendo desde hace mucho que hacer cosas complicadas está chupado comparado con hacer cosas sencillas. Ser capaz de sintetizar, resumir, meter en el juego al público de que las reglas son las establecidas en el universo de la propia obra y que no se planteen ciertas incongruencias o que éstas no estropeen la experiencia, es de un talento descomunal.
La música , muy eficiente y discreta, es de James Newton Howard.
El caso es que la película, si lo piensas es tremendamente sencilla. Tenemos al doctor Kimble al que vemos que le han asesinado a la mujer, es declarado culpable y condenado a pena de muerte. Mientras lo trasladan a prisión hay una fuga, escapa y se dedica a probar su inocencia mientras es perseguido por los U.S. Marshall.
Sin embargo, como decía, en ella podemos encontrar una serie de virtudes que a mi modo de ver la hacen excepcional.
La primera que se me viene a la cabeza es que ésta es una película fundacional. Entre ella, El Silencio de los corderos(1992) y la posterior Se7en(1995) forman una curiosa fuente de inspiración que ha poblado las televisiones los últimos 25 años. En ellas están las bases de series como CSI,Major Crimes, Mentes Criminales, Castle, Bones.... ad infinitum. En el caso de El Fugitivo es la dinámica de grupo del grupo de investigadores. La cotidianeidad, lo mundano, el humor y la camaradería entre ellos. Hoy lo vemos y lo notamos como algo normal y típico, pero no lo era tanto. No desde luego en un grupo tan grande. Lo habitual sería una pareja de polis pero un grupo como los que después veríamos en tv hasta aburrirnos, no.
Otra característica importantísima en El Fugitivo es que si lo piensas, el villano no importa. Es casi un don nadie, no es ni relevante. Nos pasamos casi toda la película buscando al manco pero el manco solo es un matón. El villano es (spoiler alert) el amigo de Kimble, al que hemos visto un par de veces antes.
Es una decisión consciente, claramente consciente. Tanto es así que el actor elegido para el papel sustituyó a Richard Jordan al que días antes de empezar el rodaje se le detectó un tumor cerebral (moriría al cabo de unos meses). Ni el fallecido, ni el elegido, Joeren Krabbé , son conocidos.
Pero , ¿por qué es ésto relevante? Pues porque en casi cualquier película, y más en las de este corte, lo que se hace es construir un personaje principal potente y un villano también potente. Bien sea un malo malísimo , bien sea un personaje bueno al que le dan un giro final imprevisto que te vuele la cabeza. Aquí no. Es, claramente irrelevante.
En El Fugitivo te presentan a Richard Kimbel desde el minuto cero como una victima. No hay atisbos de duda, desde el principio sabemos que es inocente. Empatizamos con él, no es esa clase de peli que te pone en la tesitura de saber si él fue o no el responsable del crimen. Es blanco, puro y bueno sin aristas. Es un personaje tan bueno que en situaciones de riesgo propio se pone a disposición de terceros(le vemos ayudar a varios policías que están en riesgo de muerte o cambiar un mal diagnostico de un niño en un hospital, mientras está siendo cercado por la policía.
Y en vez de presentarte a ese villano lo que hacen es presentarte a su némesis, el Marshall Gerrard, interpretado por Tommy Lee Jones. El marshall es un personaje brutal, desde que sale en pantalla desprende carisma por los cuatro costados. Lo controla todo, es un tipo duro que no falla, aparentemente no tiene sentimientos y solo quiere hacer su trabajo.
En otras circunstancias, en muchas, en casi todas, un personaje así sería presentado como el enemigo de nuestro protagonista. Nos caería mal y estaríamos deseando que fracasase pero este no es el caso. Tenemos dos protagonistas positivos, con carisma, luchando entre ellos. Es algo muy poco habitual.
Tenemos otra cosa que me gustaría destacar. Cuando hablaba de Los Inmortales decía que esa película tiene una frase. Una frase que todo el mundo recuerda y eso es algo que no hay dinero que pueda comprar. Aquí no tenemos frase, pero tenemos un guión que nos presenta tres momentos muy bien construidos para llegar a un climax (de esos momentos) brillantes.
La escena de la fuga del autobús y el tren. Decía que la película tiene 30 años, pues temía que revisionándola, la escena del tren me pareciese una chufla. Pues no. La escena del tren es la hostia , lo era en su día y sigue siéndolo. La razón: estamos en el 93, año en el que se estrena Parque Jurásico. Si esta peli la hacen unos años después esa escena estaría hecha con protoefectos digitales y hoy daría vergüenza ajena, pero no. Estrellaron un puto tren y por lo tanto sigue siendo la leche.
La persecución por la presa y Richard Kimbel tirándose desde lo alto. Es quizás el único momento de suspensión de la realidad de la película y sin embargo funciona muy bien. Ahí también tenemos un famoso diálogo, no tan potente como una frase icónica, pero buena:
- Soy inocente.
- No me importa.
pero lo que si que es icónico es el momento del salto. Curiosamente, eso hoy se ve regular. Se nota que tiran un muñeco, bastante.
Y después tenemos una escena, menos memorable que las otras dos pero que para mi define a este cine que hoy es IMPOSIBLE.
Richard está en una cárcel, visitando a un preso e investigando para encontrar al manco y en ese escenario se encuentra cara a cara con el Marshall. Escapa por unas escaleras. Richard está cojo(por lo visto Harrison Ford se torció un tobillo durante la producción y lo aprovechó para ir renqueante todo el tiempo. Si te fijas cojea todo el rato de una manera muy natural y queda genial) y baja las escaleras a duras penas. Detrás va Tommy Lee Jones, que ya de joven daba el pego de viejo cascado. Son 30 segundos bajando escaleras con la música de Newton Howard casi haciendo mickymousing(ese efecto por el que la música acompaña una acción, por ejemplo, se cae un actor y suena un tambor) y acelerando la música. Al final , con un montaje cojonudo, Kimbel se escurre y escapa mientras las puertas de la cárcel se cierran, a la vez que Gerrard dispara y las balas se incrustan en el cristal antibalas delante de la cara de Kimbel.
Es una escena de acción que me parece trepidante y que hoy no veríamos así. Vivimos en otra época donde si quieres presentar una peli de acción que quiera romper la taquilla deberás hacerlo a través de una serie de piruetas visuales y físicas que arrastren al público solo viendo el tráiler. No digo que eso sea malo, ni nuevo, siempre lo ha habido, pero creo que por el camino estas otras películas han ido desapareciendo fagocitadas por la espectacularidad de las otras. Una pena.
Por último, Juliana Moore aparece acreditada como uno de los actores más importantes de la película. Pero sale un minuto en pantalla. Está jovenzuela y siempre pensé que esa acreditación era sobrevenida. Como sale ahí haciendo un papelito pero ahora es conocida pues la ponemos en el cartel promocional. Pero no. No es así.
A Juliana Moore se la contrata para hacer un papel más importante en la trama. Ella, en el corte final, es la doctora que descubre que Kimbel , haciéndose pasar por un celador, ha cambiado el diagnóstico de un niño salvándole la vida y avisa a la policía. En la idea original ella iba a ser el interés amoroso de Kimbel con muchos más minutos en pantalla. Eso se quitó. No hay ni rastro.
Hay otra doctora en el corte final, que también sale en dos escenas, que también se iba a presentar como interés amoroso del viudo pero fue el propio Ford quien decidió que aquello no tenía sentido. Viendo la película hoy y sabiendo esto, ves las escenas y si que puedes notar algún rastro de aquella intención original. Sin saberlo, como me pasaba a mi hasta hace muy poco , pensaba que era una colega que sentía admiración hacia él y nada más.
A donde voy es que en esta película, NO HAY INTERÉS AMOROSO ALGUNO. Algo IMPOSIBLE DE VER y que, joder, le sienta de maravilla a la película. De lujo.
La peli va como el all bran en el sistema digestivo, por un tobogán. Te la comes y sin darte cuenta ya está todo fuera. Es suspense, es acción, es aventura, personajes chulos....para mi es un ejemplo, que tristemente pocas veces se sigue, de como hacer una historia que funcione y mole.
No creo que sea una peli muy recordada aunque en su día pegó con muchísima fuerza y a la vista está que tenemos mil y una referencias en la cultura popular...que coño hasta Leslie Nielsen hizo su versión cómica de El Fugitivo.
Fue la tercera más taquillera de su año, después de Parque Juráisco y la sra Doubtfire del insoportable Robin Williams.
Tommy Lee Jones ganó el Oscar, y su carrera despegó justamente, porque es un actorazo. La academia
y los premios se olvidaron de Ford como es costumbre. Nadie hace mejor que Ford de Ford pero es que aquí, además de hacer eso que hace tan bien, muestra muchos otros registros, está estupendo.
Lo dicho, El Fugitivo, mola.